Si entre los ajustes del
tiempo no me ves, recorre el camino trazado y date cuenta que aún sigo en pié a
tu lado, pues no hay más fantasmas que los que se llevan en el alma, ni piedras
erosionadas que las que uno mismo esculpe en su sien. Mi espíritu se contrapone
a sí mismo, como para sacar la verdad y evaluar la verdadera esencia de lo
real, y así poner de manifiesto que lo escogido es lo que debo estar viviendo.
Pues sólo debo vivir largamente lo que me permita hacer feliz y ser feliz, o
que me haga quizás dejar de ser yo en un imbuido dos, de altas esferas del más
romántico escenario, de aquel que no permite dudas, de aquel que se entrega a
ciegas con las manos abiertas.
Permíteme dudar ahora, permíteme quebrar la armonía, que a través de los quiebres te descubriré y sabrás de forma certera que quien tienes y tengo en frente de nuestros ojos, es aquel que el destino te ofrece en premio a las batallas que nuestras almas alguna vez pudieron haber aguerrido. Y sabremos descansar las espaldas una vez que el mar de los ocasos haya permitido que el sol brille eternamente.
Permíteme dudar ahora, permíteme quebrar la armonía, que a través de los quiebres te descubriré y sabrás de forma certera que quien tienes y tengo en frente de nuestros ojos, es aquel que el destino te ofrece en premio a las batallas que nuestras almas alguna vez pudieron haber aguerrido. Y sabremos descansar las espaldas una vez que el mar de los ocasos haya permitido que el sol brille eternamente.
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