En el juego de los vaivenes
empinamos la montaña rusa de los delirios, cerramos los ojos y nos hundimos en
los profundos terrones de las pasiones, removiendo caudales infernales de
desaforada irracionalidad, como parte de las energías dentro del intro, se
entrecruzan los lineamientos del alma, fluyendo los colores de nuestros
contornos, de nuestros más internos caudales.
Le hablo a mi yo y apareces tú, como un espejo en reflejo a lo que profundamente soy. Y me siento en tus emociones, y me alegro en tus alegrías, y me asusto en tus miedos, y me entristezco en tus melancolías, bajando a tus sentimientos entre las bravías olas de la compenetración.
Déjame tomarte con calma, déjame respirarte para oler tus ansias, tus sueños, tus desvelos, para hacerme tu espectadora, sin presiones ni intervenciones, sólo ser.
Le hablo a mi yo y apareces tú, como un espejo en reflejo a lo que profundamente soy. Y me siento en tus emociones, y me alegro en tus alegrías, y me asusto en tus miedos, y me entristezco en tus melancolías, bajando a tus sentimientos entre las bravías olas de la compenetración.
Déjame tomarte con calma, déjame respirarte para oler tus ansias, tus sueños, tus desvelos, para hacerme tu espectadora, sin presiones ni intervenciones, sólo ser.
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