jueves, julio 28, 2005

PRIMERAS RESONANCIAS


Cerrar los ojos para ver las imágenes que mi cerebro quiere construir, o limpiar el parabrisas cada vez que un camión pase por mi lado en un día de lluvia salpicando a torrenciales esa agua viscosa sin dejar ver lo que viene un metro más adelante: es armar mi realidad de una u otra manera, con más o menos herramientas intelectuales, pero con el corazón firme a mi forma de ser y de pensar que las personas siguen siendo. No puedo negar que la maldad habita entre la gente en mayor o menor grado, pero si me concentro solamente en eso, no podré abrirme al mundo y no me podré sentir cómoda cuando camino por la calle. No podemos basar nuestra vida en miedos, miedo a confiar en el otro, miedo a lo que me podrá suceder, miedo a la muerte...creo que es más sano tener la suficiente fuerza interior para sobrellevar el dolor transformándolo en algo positivo.
Dicen que las mujeres somos un tanto masoquistas (los hombres que han desarrollado su lado femenino también), y no es porque quiera sufrir por sufrir, sino que es estar preparada al sufrimiento sabiendo que aprenderé de él, con la mira puesta en acoger a los otros. La incertidumbre es parte de la vida, debemos confiar en nosotros y en que las cosas que nos suceden aportarán a nuestra felicidad. Quizás suene un tanto conformista, pero no lo es, dentro de la aceptación de los hechos, debo entender que todo es causal y no casual, que la vida se teje como red, y que todos mis esfuerzos y mis actos tendrán una resonancia, y aquellos que deje de hacer también. Pero no podemos vivir cuestionándonos si hicimos lo correcto o no, debemos liberar a la vida y vivirla, apasionadamente, besarla, amarla, mimarla, jugar con ella, pero concientemente. Somos dueños entonces de nosotros mismos, somos creación del resto y de nuestra conciencia, somos pequeños dioses con la capacidad de decidir dejar vivir, o matar. Matar conciencias, matar historia, matar sueños, matar ideas, matar ingenuidades, matar asombros, matar almas, matar locuras, matar vidas.

No le echemos la culpa a la tele de los programas que muestran, elijamos nosotros nuestros programas, y si nos lo hay, arrendemos películas o simplemente vendamos la tele.
Como una vez escuché por ahí…dejemos de ser víctimas y sintámonos protagonistas de nuestra propia historia.

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